
El asesino entro en el despacho, en silencio saco un revolver de su cazadora. Dio unos cuantos pasos hacia adelante, observo detenidamente a su alrededor; estaban solos. Mientras… ajeno a lo que podía pasar, Marcos sumergía sus pensamientos en una tasa de café. Su esposa era fría, nadie sabia sus intenciones; ella quemaba sus ansias fumando un cigarrillo.
¡Un disparo!
Y en la obscuridad ella reía al fin libre, su frialdad se consumía en el piso del despacho, Marcos muerto parecía observa como ella bebía el café, todavía caliente…
¡Un disparo!
Y en la obscuridad ella reía al fin libre, su frialdad se consumía en el piso del despacho, Marcos muerto parecía observa como ella bebía el café, todavía caliente…
Entre a un concurso de cuentos que me dijo la manis, ella escribio su propio cuento y me ayudo a ponerle titulo al mio, espeor les guste.
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